
La Habana.- Una sombra de luto e indignación se extiende sobre Cuba tras confirmarse la muerte de dos jóvenes reclutas del Servicio Militar Obligatorio (SMO) en un lapso de pocos días, ambos en unidades de la capital. Estos sucesos no solo exponen la vulnerabilidad de los conscriptos, sino que también apuntan a una profunda crisis de seguridad física y salud mental dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
El caso más reciente es el de Lázaro Daniel Monteros, de 19 años y oriundo de Ciego de Ávila, quien falleció en la unidad militar de El Morro en circunstancias aún no esclarecidas. Su muerte se suma a la de Antonio Rassi, de tan solo 18 años, quien perdió la vida el pasado 18 de agosto de 2025 en la Unidad Militar conocida como «El Calvario». En el caso de Rassi, ha trascendido que la causa fue una autolesión, un dato alarmante que pone el foco sobre la inmensa presión psicológica que enfrentan estos jóvenes.
La información sobre el fallecimiento de Lázaro Daniel fue difundida por el activista Alfredo González, cuya voz se ha convertido en un referente de denuncia tras haber sufrido la misma pérdida con su propio hijo. Según su reporte, el hermetismo oficial es total. Las autoridades militares no han ofrecido a la familia de Monteros una versión coherente de los hechos, y se manejan al menos tres versiones extraoficiales sobre la causa de su muerte, incluyendo un presunto impacto en la cabeza, sin que se ofrezcan más detalles.
Mientras el caso de Lázaro Daniel está sumido en el misterio, la presunta causa de muerte de Antonio Rassi destapa otra cara de la tragedia: el abandono de la salud mental de los reclutas. El hecho de que un joven de 18 años llegue a quitarse la vida dentro de un cuartel militar evidencia un entorno potencialmente hostil y la ausencia de mecanismos de apoyo psicológico para quienes son apartados de sus familias y sometidos a una estricta disciplina y condiciones de vida a menudo precarias.
Ambas muertes, ocurridas en un intervalo tan corto, confirman el patrón de riesgo que muchos padres denuncian al entregar a sus hijos al SMO. Lejos de ser un servicio al país, para muchos se ha convertido en una ruleta rusa. Estos incidentes no son aislados y se suman a una larga lista de jóvenes que, en lo que va de 2025, han fallecido por accidentes, negligencias, abusos o, como en el caso de Rassi, por una desesperación que los lleva a atentar contra su propia vida.
La muerte de Lázaro y Antonio no son solo estadísticas; son el rostro de una juventud acorralada y de un sistema que les falla. Mientras sus familias lloran, la sociedad cubana se sigue haciendo preguntas urgentes que las autoridades se niegan a contestar.
Desde Reporte Cuba Ya, seguiremos investigando y dando voz a estas denuncias. Además de la seguridad física, ¿se está prestando la debida atención a la salud mental de los jóvenes reclutas? ¿Qué responsabilidad tienen los mandos militares en estas tragedias?
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