
La Habana – El régimen cubano intensifica su campaña de represión contra las voces críticas en la isla. El escritor y humorista Jorge Fernández Era fue arrestado este lunes en La Habana y ahora enfrenta una nueva medida cautelar de reclusión domiciliaria. El intelectual fue detenido de forma violenta cuando se disponía a ejercer su derecho a la manifestación pacífica, sumándose a la iniciativa cívica que lidera la profesora Alina Bárbara López Hernández.
Según denunció el propio Fernández Era a través de su perfil de Facebook, el arresto se produjo después de que una patrulla policial le solicitara su carnet de identidad. Acto seguido, fue introducido por la fuerza en el vehículo, un método que evidencia la nula tolerancia del gobierno hacia cualquier expresión de disidencia. La detención se extendió por más de seis horas y media, durante las cuales fue trasladado a la unidad policial de Infanta y Manglar.
Durante el forcejeo del arresto, el escritor sufrió una herida sangrante en la muñeca. En un procedimiento que raya en el cinismo, fue llevado a dos centros de salud para obtener un «certificado de lesiones», mientras sus pertenencias, incluyendo una grabadora y su documento de identidad, le eran confiscadas. Un instructor penal le comunicó formalmente que se le abría un caso por el presunto delito de «resistencia», imponiéndole la medida de prisión domiciliaria que se suma a otra que ya pesaba sobre él desde el año 2023.
En una sentida publicación, Fernández Era reflexionó sobre la gravedad de lo sucedido, más allá del daño físico. «Quienes me estiman pensarán con alivio: «Excelente que a Era no lo golpearan de nuevo». Espero les quede claro que estos sucesos que narro son más graves que el daño físico que me causaron el mes pasado. Si algo queda «certificado» con cuño indeleble es que el fascismo hace mucho traspasó nuestras puertas», sentenció el escritor, exponiendo la escalada de la represión psicológica y legal sobre la física.
Este evento no es un hecho aislado. Fernández Era ha sido blanco sistemático del aparato represivo del Estado, enfrentando detenciones arbitrarias, vigilancia y hostigamiento que se extiende incluso a su hijo, quien se encuentra en prisión. En julio pasado, denunció haber sido brutalmente golpeado en el rostro por un teniente coronel de la Seguridad del Estado, identificado como «Yoán», dentro de una estación policial. Cuando intentó establecer una denuncia por la agresión, las autoridades la desestimaron alegando que los daños eran «menores», garantizando la impunidad del agresor.
La situación legal del escritor es un laberinto diseñado para inmovilizarlo. Con un caso previo por «desobediencia» que lleva casi dos años y medio sin resolución, Fernández Era denuncia que las medidas cautelares buscan «eternizar mi ilegal situación y contar con patente de corso para desmanes y abusos». Su testimonio deja al descubierto la instrumentalización del sistema judicial cubano como herramienta de castigo contra quienes se atreven a pensar diferente.
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Para generar debate, dejamos las siguientes preguntas:
¿Hasta cuándo permitirá la comunidad internacional que el régimen cubano viole sistemáticamente los derechos humanos de sus ciudadanos? ¿Qué impacto tiene en la sociedad cubana la persecución constante de sus intelectuales y artistas?