Redacción de Reporte Cuba Ya
El presidente puesto a dedo cubano, Miguel Díaz-Canel, reconoció por primera vez el creciente descontento popular en la provincia de Granma, una de las más devastadas por el huracán Melissa. Durante una visita a la zona, el mandatario admitió haber escuchado las «insatisfacciones» y peticiones de ayuda de la población, aunque intentó matizar las quejas.
Según publicó el diario oficial Granma, Díaz-Canel atribuyó las protestas y quejas al «nivel de estrés» y la «preocupación» de las familias que lo han perdido casi todo. «Hay que ponerse en el lugar del otro y dar confianza a quienes tal vez se sientan un poco inseguros», declaró el gobernante durante su recorrido por Cauto Embarcadero y Río Cauto.
El intento de empatía del presidente contrasta directamente con la magnitud de la tragedia que enfrenta la región oriental. Cifras oficiales indican que más de 75.000 personas permanecen desplazadas. Solo en la provincia de Granma, al menos 8.491 viviendas resultaron dañadas por el ciclón.
A esto se suman pérdidas agrícolas que superan las 7.500 hectáreas y la muerte de más de 16.000 cabezas de ganado, un golpe devastador para la seguridad alimentaria de la provincia. Las escenas en las comunidades reflejan la devastación: familias en refugios improvisados y falta de acceso estable a agua potable y electricidad.
A pesar de este panorama, el mandatario se limitó a insistir en la necesidad de mantener la calma y «trabajar con unidad». Díaz-Canel prometió que «Cuba se recuperará», aunque sin ofrecer detalles concretos sobre los plazos de la reconstrucción ni los recursos que se destinarán a la misma.
La visita presidencial ha sido interpretada por muchos residentes y observadores como un intento de controlar el impacto político de la catástrofe. En las zonas visitadas se multiplican los reclamos por la lentitud de la asistencia estatal. «Llevamos días sin agua ni comida suficiente», relató un residente del reparto Camilo Cienfuegos a medios alternativos.
Aunque el gobierno insiste en que las dificultades responden a los daños del huracán, la población percibe una gestión deficiente y una falta de respuesta inmediata. La inusual admisión del «malestar» por parte de Díaz-Canel evidencia la creciente presión social en una de las provincias más castigadas por la crisis económica y los recientes desastres naturales.
- ¿Consideras que la visita del presidente calma la situación o es solo un acto de control de daños?
- ¿Qué medidas urgentes crees que debería tomar el gobierno para ayudar realmente a los miles de damnificados en Granma?
- Si vives en la zona afectada, ¿cuál es la situación real en tu comunidad?
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